Esta tarde he bajado hasta la ciudad más próxima para asistir a una obra de teatro sobre los derechos de las mujeres, en la que las actrices eran las Sras de una asociación. Ha sido gratificante ver el teatro lleno, aunque solo sea de amistades y familia; si conseguimos concienciar a esta gente, ya démonos por satisfechas. Esto es algo que va muy lento.
Y en el pueblito en el que vivo se han atrasado los actos para el Sábado y así poder contar con casi toda la población femenina que trabaja durante la semana en la capital.
La mujer se mueve, se mueve aunque sean pocas. La mujer sabe asociarse y es comunicativa, trabajadora, solidaria, polifacética y mil cosas más.
Yo hoy pido:
lo que cualquiera haría; equiparación en el trabajo; paridad absoluta en todos los ámbitos.
Fuera el techo de cristal.
No necesitamos que nuestro avance social sea declarado en leyes, queremos que sea algo natural.
Que las penas para los maltratadores, incluyan siempre, en todo caso, la retirada de la patria potestad de los hijos.
"La "brecha" salarial entre hombres y mujeres, -en torno al 30%-, se ensancha cada vez más, especialmente en determinados sectores y actividades, siendo esta discriminación la que marca la mayor desigualdad en el trabajo".
Pero soy consciente de que el problema se ha de atajar en su totalidad, acometiendo a la vez todo el contexto:
"Para avanzar en la consecución de un mercado de trabajo más productivo y competitivo, es necesario aumentar la cantidad y la calidad del empleo y ampliar y mejorar los sistemas de protección social, con medidas que impulsen la integración laboral de las mujeres mediante la aplicación del principio de igualdad de trato y de oportunidades y no discriminación por razón de sexo, la participación equilibrada de hombres y mujeres en el desempeño de las responsabilidades familiares y profesionales -asegurando el derecho a un permiso por paternidad individual- y la erradicación de la violencia machista, incluido el acoso por razón de género y el acoso sexual".
Mención especial cabe para esas mujeres "sin papeles" en nuestro país y en manos de mafias que las explotan tanto sexualmente como laboralmente, llegando en algunos casos a la esclavitud.
Hoy Fernández de la Vega se marchó a África y es cierto que con toda la razón, puesto que estos problemas se extienden a nivel mundial y ciertamente la globalización exige un tratamiento globalizado para todos estos problemas. No obstante en Africa la situación de la mujer llega a estar bajo mínimos, y si quisiera hablaría de la explotación de las niñitas de apenas 10 años en África. De las chiquitas que matan cada día en Ciudad Juarez, al igual que en Guatemala, aunque sea menos conocido el caso, pero absolutamente con la misma trascendencia. En fin, que pararé ya porque no habría páginas para denunciar la desigualdad de género tan grande que existe en todo el mundo.
Dejémosles a nuestras hijas un mundo más igualitario.